“La utopía se ha hecho obsoleta pero es la única virtud que nos queda.”
Los Amigos de Ludd
Algunas anotaciones a la señal de partida
Después de todo, lo que hemos observado desde la izquierda a la derecha - los enterradores de la utopía están en todas partes. Estamos muy agradecidos con el servicio fúnebre: partimos libres de este descrédito general. No somos dueños de la UTOPIE y el deseo que sentimos es que se nos escape de las manos. Nuestros dedos viven entre ellos en desobediencia civil. No se aferran a los “ismos” ni tienen miedo del sabotaje. Y si los que se fijan en el pasado con nostalgia andan a tientas para el futuro, nosotros preferimos aferrarnos al presente.

Hay un cáncer en el mapa universal. Mientras los ingenieros, los locutores del telediario, destacados científicos y colegas de la infancia se apresuran a negarlo, vamos a tratar de no perder más tiempo en definir- y localizarlo: está en todas partes, y no tiene corazón ni alma. El cáncer es su propia forma de existencia - existencia que nos atraviesa.

En los cuentos sobre la vida humana, eso que se llama historia, nunca como ahora tantos millones de seres necesitaban adoptar el canibalismo como forma de vida para garantizar su propia sobrevivencia.

Sin embargo, no piense que la UTOPIE es un escape de la realidad, un vistazo (o aleteo) que nos da miopía (o que nos distancia) en relación con la vida cotidiana de la gran mentira, que nos impide ver quien se beneficia de esta historia caníbal. Cuando el escritor polaco Gombrowicz hacía una pasantía en el Tribunal de Varsóvia – el cual no volvería a pisar –, se dió cuenta que no distinguía los jueces de los asesinos. En ese tiempo, todavia se sentaban en lados opuestos.

Cuando decimos que evitaremos perder tiempo es porque la realidad que deseamos es la que resulta de los ataques utópicos. El resto, en el mejor de los casos, son ejercicios de calentamiento… y un juego relajado de ping pong… Si nos hacemos entender, preferimos no perder el tiempo especulando si la revolución es posible: antes la entendemos como proceso necesario. Y, sin hora marcada, sabemos que ella ya comenzó.

La realidad es un secuestro – la utopía es un desafío. Entre la realidad y la utopía se prenden fuegos y con los incendios se ilumina todo. El impulso creativo y la fuerza de la utopía, no viene de la implementación real (futuro), sino del ímpetu con que ella redefine y arrebata la realidad misma (presente). Aquí y ahora. Baile que hace saltar la vida. UTOPIE es nervio y flujo. Esperamos que de ella irradien hipótesis que inquieten, muevan, comuevan, creen.

Cómo alimento potente lleno de luz radiante sobre la tierra.

En gran medida, UTOPIE parte de su propia imposibilidad. Para los amantes de la dialéctica, no se podría llevar a cabo, si esta fuese posible. Por lo tanto más allá de lo utópico, y del ping pong, no nos han hecho perder la capacidad de implosionar en lo real. Sólo no sabemos cómo va a ser su porvenir …

Entretanto, nos ponemos a la velocidad de la pasión.


Berlin, 2014